Por. Patricia Castellanos
Localizado en la región de los Valles Centrales del estado de Oaxaca, a 103 kilómetros de distancia de su capital, y perteneciente al Distrito de Tlacolula se encuentra el municipio de Santa María Zoquitlán, pueblo de tierras fértiles llenas de flora y fauna endémica, y gran arraigo cultural, mismo que los pobladores luchan porque no se pierda y prevalezca en las futuras generaciones.
Siendo una de las situaciones más constantes en la comunidad la migración de sus habitantes al país vecino en busca del «Sueño Americano», quienes decidieron permanecer en este hermosa comunidad repleta de tradiciones, y costumbres, se han dedicado a conservar cada una de ellas, tales como la talabartería, música, tejido, danza y gastronomía.
Tierra de talabarteros, artesanos quienes hacen piezas únicas en la región que venden tanto en su localidad como en el extranjero, destacando la elaboración de huaraches, monturas, fundas de machetes, y cuchillos, capulinas (chamarras originarias), cotonas etc, en diversas pieles, desde la res, armadillo, iguana, serpientes de variadas especies, venados, y más recientemente otras de importación a petición de sus clientes, tales como mantarraya, elefante, avestruz entre otras.
A pesar de que son pocos los talabarteros que aún preservan los saberes de sus ancestros, entre ellos Tirzo Aragón Peralta «Tío Jaime», y Francisco Peralta Altamirano «Tío Lelo», siguen pasando sus conocimientos del oficio a las nuevas generaciones en sus familias, ya que se niegan a muera este arte de trabajar el cuero de manera tan fina y peculiar.
Por otra parte, un grupo de pobladores decidieron crear una Asociación Civil denominada «Zoquitecos A.C» con el fin de que por medio de talleres, las generaciones más viejas transmitan sus habilidades y conocimientos a los jóvenes y niños.
Tal es el caso de la música, donde un grupo de alrededor 30 infantes (niños y niñas) de entre 6 y 11 años, son instruidos por el lírico Juan Ramírez «Tío Juan», quien se formó autodidacta desde su infancia escuchando a los denominados «Panaderos»; un grupo de músicos que interpretan sones y jarabes, usando la jarana, la guitarra y el violín, mismos a quienes en honor a este gran legado hace un año les grabaron un disco.
En tanto, la música tradicional que tocan los panaderos, se refleja en los bailes de las bodas tradicionales de esta comunidad, los cuales recientemente están siendo enseñados por las educadoras del jardín de niños «Beatriz Avila García», quienes han instruido a los pequeños a sentirse orgullosos de sus raíces, y los infantes han respondido de forma muy positiva enamorándose de sus danzas, mismas que ejecutan con mucha emoción en presentaciones locales, y también en otras comunidades de Oaxaca, siendo la más actual a «Fiesta Cultural» del municipio de San Jacinto Amilpas.
De la mano con sus hijos, las madres de familia de Zoquitlán, se solidarizan en este rescate de sus raíces en el taller de tejido, donde son capacitadas por Verónica Alavés, joven tejedora quien aprendió de su abuela este arte, y comparte con mucho gusto su saber.
La gastronomía es otro de los saberes ancestrales que los zoquitecos se rehúsan a perder, y nadie más que Fausta Martínez Mijangos «Tía Fausta», cocinera tradicional desde hace más de 20 años, para transmitir sus conocimientos a las generaciones venideras, puesto que en cada festividad, o eventos, es quien ha fungido como un gran pilar de la cocina zoquiteca para que los paladares disfruten de verdaderos manjares.
Dentro de los platillos típicos de la región se encuentran: las enchiladas, los frijoles fritos con carne enchilada (res o cerdo condimentada de manera originaria con chiles secos y especias), caldo de res, y el mole negro, sin faltar sus panes con sabores auténticos, elaborados en hornos construidos de manera artesanal.
Es así que gracias al gran amor de sus habitantes, Santa María Zoquitlán sigue conservando sus raíces, y con esta lucha por la preservación honra a sus ancestros.
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