La reina del terror, Mariana Enriquez, cierra la 44 FILO

Con un auditorio repleto a pesar de la sorpresiva lluvia, Mariana Enriquez, llamada por algunos “la reina del terror”, cerró con broche de oro la 44 Feria Internacional del Libro de Oaxaca (FILO), evento que este año regresó al Centro Histórico de Oaxaca para estar más cerca de quienes la han acompañado a lo largo de su casi medio siglo de vida.
La que es considerada la máxima exponente actual de la literatura de terror argentina, charló con el escritor mexicano Bernardo Esquinca sobre su relación con el horror, la muerte y las letras, en el último día de los nueve en que la 44 FILO ofreció 80 stands acompañados de un programa artístico y cultural con más de 200 actividades e igual número de invitadas e invitados.

“Mi relación con la muerte viene desde que era chica, por una cuestión estética”, contó Enriquez, quien en su juventud abrazó la oscuridad, el punk, el gusto por los cementerios y lo relacionado con lo oculto. “México tiene una relación con la muerte única”, dijo al mencionar que por la mañana visitó el panteón San Miguel o General de la Ciudad de Oaxaca, don quiso ser entrevistada.

Pese a su gusto por las lápidas, las sepulturas y lo fúnebre, la argentina ganadora del premio Herralde de Novela y del Ciutat de Barcelona declaró no creer en los fantasmas, al menos no esos traslúcidos y flotantes que, dijo, son una creación del cine. “A mí los fantasmas que me interesan son esos que estando muertos siguen estando presentes: los traumas, las cicatrices, los lugares donde pasó algo espantoso y no se puede librar de eso”.

Sobre este tipo de fantasmas dijo que “hay una imposibilidad de exorcismo, porque el fantasma no es un demonio. El fantasma no puede ser apaciguado, pide reparación, justicia, venganza. Aparece para recordarte algo. Ese es el tipo de fantasma que me interesa”, y es que en la literatura de Enriquez rara vez el terror viene de espíritus o aparecidos, sino que parte de los rincones más oscuros de la mente humana.

Cuando Esquinca preguntó sobre la presencia del cuerpo de la mujer en su literatura, Enriquez apuntó que en la mayoría de productos culturales la mujer desaparece después de los 40 años, cuando deja de ser fértil. “Todos los cuerpos pasan violencias, pero el de la mujer es muy observado en todas las etapas de su vida”.

“Falta un relato de terror donde una mujer se va a comprar ropa y ninguna le queda. Es una tortura, yo he llorado en probadores, me he salido corriendo de tiendas”, agregó sobre cómo se juzgan los cuerpos de las mujeres, donde ante la presión y los estándares de belleza, a veces la misma mujer es la más severa jueza de su cuerpo, llevándolo hasta trastorno alimenticios. “Ese es el verdadero horror, hay mujeres que no han disfrutado de la comida nunca. Ese es el terror del que me gusta escribir”.

“Me gusta el terror porque me recuerda el fin, que el cuerpo se termina, tiene un tiempo de vencimiento. Es triste pero es real”, apuntó la argentina antes de la firma de libros para la cual sus seguidores y seguidoras hicieron una larga fila que rodeó el Zócalo de la capital oaxaqueña.

Con ésta y otras invitadas e invitados de lujo como Eileen Myles, Cristina Rivera Garza, Horacio Castellanos Moya, Flavita Banana, Brigitte Vasallo, y un sinfín de autoras y autores oaxaqueños que mostraron su trabajo en español y en lenguas indígenas del estado, concluyeron los nueve días de intensa actividad literaria.

 

COMUNICADO